sábado, 21 de agosto de 2010

Nina Melero: “Nuestra propia casa es el escenario más terrorífico”

Escritora, traductora, profesora y coordinadora de la Red Mundial de
Escritores en Español en el Reino Unido, Nina Melero empezó a contar
historias para asustar por la noche a sus compañeras de colegio. El 21
de junio presentó su nuevo libro, Tenebrario: doce pesadillas y un
escalofrío (Editorial Alhulia) en el IGRS (Instituto de Estudios
Avanzados de la Universidad de Londres).

Esta colección de relatos contiene cuentos de distintas etapas de su
vida pero todos ellos comparten la fascinación por el misterio y lo
inexplicable que rodea a algunas situaciones de la vida cotidiana. La
realidad se vuelve un poco más extraña bajo su mirada aunque no tanto
para que no nos reconozcamos a nosotros mismos.

¿Qué es el miedo?

Creo que el miedo es uno de los sentimientos humanos más inquietantes
y poderosos. Y al decir poderoso, me refiero al hecho de que nada
tiene más poder de destrucción: el miedo puede convertirte en un
esclavo, y puede arrebatarte todo lo que tienes y eres. Montaigne
describió una vez el miedo como "la más extraña y contagiosa de las
pasiones humanas", y no puedo pensar en una definición más acertada.

¿Nos puede explicar esto un poco más?

El miedo es lo contrario de todo lo bueno, es como el reverso de la
felicidad. La tristeza o la rabia no son lo que de verdad pueden
impedirte ser feliz: es el miedo. La tristeza está, al fin y al cabo,
relacionada con algo que ya ha pasado y no puedes cambiar, y la rabia
te hace, de algún modo, más fuerte. Pero el miedo no. El miedo te hace
débil, te paraliza porque distorsiona tu recuerdo del pasado y
convierte el futuro en el lugar  amenazador. Te aniquila. Creo que hay
pocas emociones humanas con un efecto tal sobre nuestras vidas. Por
eso me interesa tanto.

¿Se refiere a los miedos "reales", o a otros tipos de miedo?

Bueno, supongo que el miedo siempre es real para aquél que lo sufre.
Pero por supuesto, no es lo mismo tener miedo de, por ejemplo, perder
tu trabajo o tener un accidente, que de algo que los demás no
consideran real. Sobre lo primero puedes actuar, tomar decisiones,
contárselo a otros. Sin embargo, tener miedo de otras cosas como, por
ejemplo, tener una noche la vaga impresión de que tu gato se está
echando unas risitas a tu costa cada vez que le das la espalda… Eso no
es algo sobre lo que puedas actuar o andar contando a otros. Y puede
sobrecogerte del mismo modo, porque dentro de ti sabes que algo está
ocurriendo, que algo está mal. Y, desde luego, no es el gato.

Y su libro trata de este tipo de miedos…

Tenebrario habla de los miedos que a veces creamos y nos imponemos a
nosotros mismos. Y son, sin lugar a dudas, reales, en cuanto que son
símbolos de algo real: algo que va mal, ya sea dentro o fuera.

¿Por qué elige muchas veces la casa como el lugar de esos terrores?

Mi intención era usar lugares en los que cualquier persona pueda
imaginarse fácilmente. Por otro lado, creo que nuestra casa
–especialmente, la cama- es sin duda el escenario más terrorífico, ya
que es donde se supone que deberíamos sentirnos a salvo.

¿Dónde encuentra la inspiración para sus relatos?

No lo sé. Dentro y fuera de mí, un poco en todos sitios. ¡Se escriben
solos, casi sin mí! Escribo casi todos los días desde que era pequeña;
y, con mejor o peor fortuna, he escrito más de doscientas historias.
Lo cierto es que cuando empecé a inventarme cosas no era exactamente
con el propósito de escribirlas, sino más bien de contarlas. Las
noches en los colegios dan para mucho… Y no hay nada mejor en el mundo
que asustarse mutuamente, escondidas en la habitación de alguna
compañera, muertecitas de miedo por las tonterías que nos inventábamos
y también por si nos pillaba la Madre Misericordia, que en paz
descanse…

Y en Londres… ¿ha encontrado algún lugar especial?

La inspiración te asalta en los lugares más insospechados. Hace poco
tuve una noche especialmente productiva después de visitar la Wellcome
Collection, uno de mis museos preferidos. Además de su habitual
exposición de artefactos médicos, hace unos meses organizaron una
muestra titulada "Exquisite Bodies", sobre la exhibición de patologías
extremas como herramienta educativa y también como entretenimiento
circense en el siglo XIX. Recorrí los pasillos como diez veces,
libreta en mano, y cuando se me acabó, seguí con el reverso de los
folletos de la galería. ¿A nadie se le ha ocurrido todavía que los
folletos de los museos deberían venir con varias hojas en blanco, por
si acaso?

Incluso la foto de la portada de Tenebrario la sacó de esta ciudad…

Es la calavera de un caballo del siglo XVII que hallaron bajo el
teatro The Globe cuando empezaron a reconstruir el teatro en los años
50. Encontraron muchos huesos y calaveras de animales, especialmente
caballos. Parece ser que en aquel lugar, un barrio de mala fama,
tenían lugar muchas peleas de perros. Era costumbre usar caballos para
entrenar a los perros, y, cuando terminaba el entrenamiento, para
alimentarlos. En una vitrina estaba esta cabeza de caballo, con marcas
visibles de colmillos. Yo misma le tomé una foto porque parece algo
amenazador; y, sin embargo, en realidad es una víctima, una víctima de
nuestra monstruosidad. Por eso elegí la imagen para la portada, por lo
que representa y dice sobre lo que somos. Y ahora la cabeza de ese
pobre caballo está impresa miles de veces.

Ha vivido varios años fuera de España.  ¿Se siente desconectada de su
propia lengua?

No, al contrario: por mi trabajo me siento un poco "embajadora" de mi
lengua y cultura, y eso de algún modo contribuye a hacerte sentir más
cercana al grupo al que perteneces, y te incita a esforzarte por
mantenerte siempre "actualizada" sobre la realidad lingüística y
cultural de tu país. Paradójicamente, el estar lejos te acerca. Aunque
en un sentido las cosas son mucho más difíciles: al escribir en un
idioma distinto al del país donde resido, es más complicado estar en
contacto con el mundo literario de allí (de España). Por eso es
fundamental establecer vínculos con asociaciones y organizaciones que
te mantengan al día, y construir una "red" en la que puedas apoyarte.
En mi caso, creo que formar parte de algunas de ellas (PEN Club
Internacional, Asociación de Hispanistas Británicos, etc.) ha sido y
es un gran estímulo.

Y ¿es verdad lo que dice Eduardo Mendoza de que "la traducción es la
mejor escuela de escritores"?

Traducir a tu propia lengua es sin duda el mejor ejercicio. El secreto
para convertirse en un buen traductor no es en realidad saber alemán,
inglés,  neerlandés u otra lengua perfectamente, sino más bien
aprender a controlar tu propia lengua. La traducción es una tarea
complicada y te obliga a crear dentro de unos límites: una situación
similar a tener que traspasar un líquido muy valioso de una jarra con
una forma y tamaño específicos, a otra jarra totalmente distinta, y
sin derramar una gota. Ese ejercicio te hace más consciente de los
mecanismos y riqueza de tu propia lengua, que es, al fin y al cabo, tu
herramienta de trabajo cuando escribes, ya sea tu propio texto o el de
otro, si estás traduciendo.

Una pregunta como traductora… ¿Cómo se diría en inglés "morirse de miedo"?

"To be scared stiff…" Es decir, lo que sientes cuando pides la cuenta
en cualquier restaurante de Londres, básicamente… (Risas).

Entrevista realizada por Laura Rodríguez para
www.elcolectivolondres.com, publicada por cortesía de la autora.

http://www.revistadeletras.net/nina-melero-nuestra-propia-casa-es-el-escenario-mas-terrorifico/

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